viernes, 18 de abril de 2008

Tres poemas de Jorge Cuesta





I

Entre tú y la imagen de ti que a mí llega
hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria.
Tienes tiempo de abrir la puertas sin que te vea,
huir y regresar después de haber cambiado
o muerto del todo.
Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojos
y dejar en ellos otra visión deshabitada.
Tus palabras son hondas para contener en sus ecos
otras obscuras que escucharé precisas cunado te hayas apagado
para sepultar en tus silencios dichas que no posees,
dichas que de tí apartan -porque no de tu ausencia-
los fragmentos de ti, que las sujetan,
distantes uno de otro, dispersos y recónditos,
sin reintegrarte nunca la vida que te arrancan
y sólo tu muerte recupera.

II

Ninguna forma fija te contiene,
ningún contorno durable te aprisiona
y mientras más intensa es la luz están tus sombras más hondo.
Tu movimiento junta una estatua ficticia
que es la armadura con que te cubre
el amor sus hastíos vulnerables;
más detrás de su muro mentiroso
orgías secretas te vencen
y tu rostro corroen por dentro
tus desórdenes íntimos.

Nunca llega a mirarte el amor que no cierra
los ojos, para ver en las sombras
donde te desnudas a los tactos que mueren
sin abrirse a la oscura tormenta
que te arranca y te arroja a la ventura;
sin buscar los fragmentos de ti que se desprenden
la ruina y el desorden de la noche.

III

Tu ausencia viva a tu presencia invade,
que lentamente mueren si se mira;
pues no por verte más se acerca el horizonte de los ojos,
más vacío mientras más profundo.
En la ventana, los cuadros y el espejo,
un aire indiferente y helado se aleja
de tu respiración, que renueva sus asfixia,
inaccesible en ellos,
el mundo inmóvil a donde no penetra
tu vida, tu presencia presa en el movimiento
de tu muerte fugaz y paulatina.

[¿1938?]

Primera publicación en "Zaguán", número 6, invierno, 1978, p.2.
Tomados de "Obras completas" de Jorge Cuesta.

martes, 8 de abril de 2008

EJERCICIOS

Por el autor de este blog.

NOCHE

Yo soy un testigo silencioso
que espera en lo recóndito del mar
a que las estrellas colisionen.




CIRCUNFERENCIA

Adivinas mi escritura, la intuyes;
te enredas
en un instante
y sabes que tu cabeza cuelga
de estas palabras.



SILENCIO

Tengo el poema en la boca
y el poema se me escapa.




MAÑANA

Un día abrí los ojos,
caí en un gran sueño.