lunes, 17 de marzo de 2008

Tres poemas de insomnio



Por Marco Arturo Rentería


1.-EN LA INOPIA Y EL AISLAMIENTO

Despiertas un día buscando algo nuevo
y sólo encuentras la ausencia de algo
que no puedes precisar, pierdes tiempo,
buscas tu cabeza bajo las sábanas
y no encuentras nada.

Un gesto improbable, la caricia del vacío.
En la arquitectura de la red encuentras un camino,
te escabulles, saltas al abismo
y entre balones rojos caes en la desgracia.

Siempre intuyendo el movimiento de los cuerpos
te ríes a carcajadas de la violencia con que se aman,
crear y morir,
crear y olvidar,
no encontrar la salida al callejón de cristal.

Y quieres abrir vainas que te brinden algún placer
pero el miedo te condena, a no decir una sola
palabra.
En la epifanía del eterno retorno,
caes profundamente adentro
del silencio


2.-ESTACIÓN

Ante la magnitud del cielo nuestros ojos arropan al océano, y lentamente pierden aquel camión que circulaba por las venas. La actividad desciende en espiral, entre los cactus y amapolas, por un camino de arena inestable. La materia se tambalea, la materia fragmenta sus moléculas y en avalancha derriten nuestras voces, rozan la angustia, silencian el espejo rayado por la incertidumbre. Nos recostamos sobre los minutos que avanzan sin retraso, sin formar ninguna imagen en la cantera, ímbeciles despreocupados por el tiempo. Las hojas caen y forman un cadáver, se repiten escenas en el pizarrón, trenes que vomitan la misma materia; baños y más baños atascados de mierda. Ojos encontrados, asco y degradación. Pájaros atorados en sus propias alas, cantamos el adagio que ha de cortar nuestros picos y nos ahogamos con los cantos adornados que un silbido nos abría ahorrado. En este barrio. En esta playa.


3.-ENTREACTOS

Sin propósito, sin razón,
escribo esto y aquello.
Sin razón y sin locura,
me callo todo lo
que dice el cielo.
Sin placer y sin soltura,
sepulto el cráneo,
la frustración y el anhelo.

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