martes, 14 de octubre de 2008

SOBRE EL VIAJE 1: "Brisa Marina" de Stéphane Mallarmé

Para mi amigo,
Carlos A. Medina Pedroza

Sobre los viajes tengo que decir poco: Un amigo viaja y de pronto todo se rompe, un lazo se corta y ya no puedes alcanzar a reconstruir los fragmentos de un pasado que te persigue. ¿Cómo construir ese rompecabezas donde faltan piezas? Y por otra parte, yo he viajado poco. Pero estoy listo para emprender un viaje. No fuera del país, sino más adentro de mí. Lo que siga sera consecuencia inevitable del viaje.




BRISA MARINA

La carne es triste, ay! Y he leído todos los libros
Huir! Huir lejos! Siento que los pájaros están borrachos
de estar entre la espuma desconocida y los cielos!
Nada, ni los viejos jardines reflejados en los ojos
detendrá a este corazón que se empapa en el mar.
Oh, noches! Ni la claridad desierta de mi lámpara
sobre el papel vacío que defiende su blancura
ni la joven muchacha amamantado a su hijo.
Yo partiré! Vapor que balanceas tu arboladura
leva el ancla rumbo a la naturaleza exótica!

El Aburrimiento, desolado por las crueles esperanzas,
cree todavía en el adiós supremo de los pañuelos!
Y quizás los mástiles inviten a las tempestades
para que un viento se incline sobre los náufragos
perdidos, sin mástiles, sin mástiles, ni islotes fértiles...
Pero, oh, corazón mío, escucha el canto de los marineros!

BRISE MARINE

La chair est triste, hélas! et j'ai lu tous les livres.
Fuir! là-bas fuir! Je sens que des oiseaux sont ivres
D'être parmi l'écume inconnue et les cieux!
Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux
Ne retiendra ce cœur qui dans la mer se trempe
O nuits! ni la clarté déserte de ma lampe
Sur le vide papier que la blancheur défend
Et ni la jeune femme allaitant son enfant.
Je partirai! Steamer balançant ta mâture,
Lève l'ancre pour une exotique nature!

Un Ennui, désolé par les cruels espoirs,
Croit encore à l'adieu suprême des mouchoirs!
Et, peut-être, les mâts, invitant les orages
Sont-ils de ceux qu'un vent penche sur les naufrages
Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fertiles îlots...
Mais, Ô mon coeur, entends le chant des matelots!

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